sábado, 30 de abril de 2011

l i b e r t a d








      



Miércoles 20 de abril de 2011

Es impresionante la grandeza de mi necesidad de un espacio propio, de estas 4 paredes, piso y techo que hoy me contienen. Hace días me decía a mi misma: “en mi cajita de zapatos pero libre” y ya no estoy tan segura de eso, soy realmente libre? Sí, tengo mi lugar, pero ahora le falta compañía a mi soledad. Y es que siempre tengo que ver lo que falta, el vaso vacío, como dice mi madre? Acabo de leer una frase que Rumi me envió especialmente que dice: “God turns you from one feeling to another
and teaches by means of opposites,
so that you will have two wings to fly,
not one.” Entonces concientizo y acepto ese movimiento mio que va y viene, como una ola que se retira y se acerca, que pasea entre lo profundo y lo superficial. Este experimentar de verdad que es muy rico y aqui en Buenos Aires no tienes excusa para no disfrutar ni aprender lo que sea, hay infinidad de actividades gratuitas, mi favorita es observar. Sigo obsesivamente viendo a la gente bella en la calle, en el autobus, en el cine, en los parques y plazas. Miro a las parejas que se quieren, a los niños que juegan felices, a los que los enseñan con paciencia y alegría, veo los distintos modelos de botas que se pasean por este otoño, a los árboles todavía floreados, me veo en los vidrios de las tiendas porque en casa no tengo espejo, en las noches noto como la luna mengua, me fascina como esta ciudad de apariencia antigua puede ser tan moderna, miro constantemente el celular a ver si me ha llegado un mensaje de alguien, veo pasar el tiempo… Valoro la humildad de quien acabo de conocer y me habla de sus intimidades, miedos y situaciones por superar. Me asombro al verme un día haciendo yoga en el Centro Sai, al otro tocando siku en un taller de instrumentos andinos, al otro en la Iglesia Ortodoxa Rusa de la Santísima Trinidad y al otro en un círculo de tambores de luna llena, bailando y tocando tambor alrededor del abuelo fuego con un montón de desconocidos en un bosque precioso en la zona roja. Yo con muchísimo frío y muy cerca de nosotros se paseaban en bombachita los travestis buscando clientes. Y si, nunca dejo de ver el otro lado de la historia, veo a los cartoneros buscando entre la basura y durmiendo en la calle, veo al borracho que amanece en la entrada tomando un barato vino de cartón, veo al motorizado recién atropellado, a los manifestantes en las puertas del Congreso, a los discapacitados en las calles y en el subte, oigo el llanto diario del niño maltratado. Y sólo soy una observadora silenciosa, que escribe lo que ve.

1 comentario:

  1. Ventana de palabras... observadora consciente...silenciosa...gracias por permitirme viajar dentro de mi...a través de ti...

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