domingo, 29 de mayo de 2011

el sonido del s i l e n c i o



Hoy una amiga adorada me pregunta por el chat: "cómo te sientes?"... y en el momento le dije cualquier cosa pero me quedé pensando... Y creo que S O L A sería la mejor forma de describirlo. Esa condición a veces me pone muy triste, otras hasta me gusta. A veces el silencio está tan profundamente presente que es el único sonido que escucho, se vuelve mi acompañante y con él me fundo. A veces temo perderme en él, desaparecer y que todo desaparezca también. Pero el sonido guardián de la nevera impide que esto suceda, lo que por ahora le agradezco. Cuando esté lista para el despegue la desenchufo!

Ya hace días estoy mudada en mi nueva casa temporal, tengo mi espacio propio como quería. Resulta que no es tan fácil como pensaba y convivir conmigo puede ser un gran reto. Ahi voy, acostumbrándome de a poco a esta dinámica e intentando sacarle provecho, mientras siento que los días se van todos juntos de un soplido... 

En mis ganas de tratarme amablemente, he querido darme y dar lo que quiero recibir, al menos lo que está en mis manos. Ya me di un techo en donde estoy cómoda y en armonía, me invité a comer a mis lugares favoritos, me regalé lindas flores, me llevé a pasear al mar, recibí música sanadora en vivo, me permití reir más, me di pequeños gustos y momentos de esos que te hacen sentir genuinamente felíz. También di amor, consentí, cuidé, protegí, acompañé y escuché. Y de parte de la agradecida matica de novios que regué y limpié de hojas secas, recibí a cambio una parejita de hermosas flores rojas. También el cielo me bendijo con un corazón viajero, pasajero, en movimiento. Sin embargo, inevitable y lamentablemente sigo sintiendo la ausencia de eso que me falta. Pero muy en el fondo confío en que ahi está, aunque todavía no lo pueda ver.

Sigo acostándome tarde pero ahora duermo más y más. Mi cuerpo casi que sólo quiere dormir, ya ni siquiera recuerdo mis sueños, asi es que no tengo memoria alguna de lo que pasa conmigo en la noche. Simplemente desaparezco por aproximadamente diez horas y despierto en una ciudad gris y cada vez más fría. Mis días cada vez son más cortos y hago menos cosas, lo que me genera cierto extraño placer. Y es que estoy cansada de cuestionarme todo tanto, quiero volver a lo simple y despedirme de tanta información confusa. Cada vez quiero leer y saber menos, preocuparme menos, renunciar al conocimiento, a las razones... Quiero olvidar, vaciarme, estar en calma para percibir lo esencial y entender desde el corazón.

Al escribir esto me doy cuenta de que lo que se me está regalando es esa posibilidad de vacío que quiero. El silencio mismo es un regalo y la soledad es la oportunidad. Voy a apagar la nevera YA, no hay más tiempo que perder!

martes, 10 de mayo de 2011

BÉSAME m u c h o


Miércoles 11 de Mayo de 2011

2:37 am. Salí de un salto de la cama y vine corriendo a prender la compu, desesperada por escribir no se qué. El hecho es que desde que estoy en esta ciudad nocturna, no logro dormirme antes de las 3 am y no logro despertarme antes de las 10:30 am, aunque cada vez son más los minutos que me quedo en la cama. No me doy mala vida, total, no tengo ninguna obligación, aunque siempre siento algo de culpa, por eso de perder el día. Según me han dicho, es efecto de los buenos aires, parece que traen un polvo mágico que te adormece y de alguna manera anestesia. Sin embargo la noche está siempre viva y lo que más me gusta es subirme en un colectivo en ese momento. No se explicarlo, pero al dar el primer paso para subir siento una emoción inexplicable, es como entrar en un mundo paralelo en donde te reciben otras luces y melodías. Los choferes son personajes bizarros, dispuestos a divertirse haciendo su trabajo en el largo y oscuro turno. Yo los miro ahi en su trono iluminado, como reyes de la noche y me río por dentro, cómo lo disfruto! Otro “mal hábito” que he adquirido es el de no comer a las horas “normales”, y esto es bastante raro en una persona como yo, que no sólo come en esas horas sino que tiene hambre también en las otras. Amanezco a mediodía con el encantador ritual de compartir el mate y eso es suficiente alimento hasta el final de la tarde que hay que ver qué comer. Lo que lamento en el alma es la pérdida de mi diaria costumbre de comer algo dulce, cosa que seriamente quiero retomar. Y ahora sí me voy a sincerar, lo que me hizo levantar de la cama fue algo que me dijo el chico con el que duermo, que amablemente comparte su cama conmigo hasta que yo consiga un nuevo lugar. Fue una frase que ha sido dicha millones de veces pero que en ese justo momento me hizo tilín tilín, causándome una extraña emoción… Dijo: “uno nunca termina de conocerse”, luego de que le dije que él no es el tipo de hombre con el que yo estaría, instantes después de habernos besado inocentemente, por eso de la cercanía y las hormonas saltarinas. Hablar de mi intimidad amorosa es abrir una puerta a una dimensión desconocida, por lo que mejor la dejamos cerrada por ahora. Lo importante y maravilloso de este caso es que puedo sorprenderme, salir por un momento de la cabeza y hacer algo totalmente inesperado que me lleva de nuevo a la mente y a la misma pregunta de siempre: “quién soy?”. En este momento, soy una mujer que quiere ser amada, sentirse acompañada y protegida. Soy un cuerpo y una piel que disfruta entera de otro cálido cuerpo cercano, de una tierna caricia, de una profunda respiración al oído. Y sí, cual adolescente, me permití tener todo eso esta noche aunque no haya sido con mi ideal de compañero. Realmente besar sería algo que haría con tantísimo placer muchas veces en el día, a todo el que me guste. Ahora que lo pienso, últimamente me quedo mirando y disfrutando, nuevamente con mi sonrisa interna, cada vez que en la calle me encuentro a una pareja besándose. Hasta sueño que beso… Al parecer se manifiesta aquello en lo que uno pone la atención. Cuidado con lo que se pide! Entonces debo fijarme bien, tener clarito lo que quiero y seguir soñándolo hasta que se haga realidad. J

viernes, 6 de mayo de 2011

NómADA


La verdad es que no es trabajo fácil ser inquilina. Es un juego que tienes perdido desde el comienzo y siempre eres culpable de lo que sea. Hasta el más mínimo detalle puede ser visto con lupa y aumentado a  lo que le de la gana a quien lo mira. Sobretodo si la dueña de casa esta pasando por algún tipo de problema que la hace comportarse casi inhumanamente, lo cual es muy humano. Sentí su energía agresiva llegándome como puñaladas en el pecho a través de palabras, sonidos, silencios... Después de un parcialmente incómodo mes de hospedaje entendí que su comportamiento no tiene que ver conmigo, que no he debido tomarme nada personal.  En fin, esperaba sentirme cómoda, tranquila y felíz en mi refugio temporal, hogar dulce hogar, pero frecuentemente me sentí como una miserable ratoncita comiendo un queso amargo en la esquina más apretada. Pasé de ser super bien recibida, atendida e incluso consentida, a ser ignorada, olvidada y sí, hasta mal tratada. Afortunadamente ya salí de ahi con un frío "felíz vida" de despedida y fui bien recibida bajo un nuevo techo temporal. Sigo preguntándome el por qué de esa experiencia y qué me quiso enseñar. Me parece que parte de lo que sucede afuera es una manifestación de lo que sucede adentro y quizás me muestra mi propia resistencia al bienestar. Hay infinidad de posibilidades y yo decidí experimentar esa. Pero ahora decidí darme lo que me merezco, elegir mejor, nada me lo impide. Intento mantener el pensamiento de que ya tengo lo que quiero y asi voy diseñando mi futuro.