sábado, 11 de junio de 2011

e m i g r o... me convoca el AMOR


Algo en mi acaba de morir, se cerró de golpe una vieja puerta para siempre. Algo me fue arrancado violentamente y aún duele, aún no me acostumbro... Siento el vacío que quedó, ese lugar huérfano que no sabe qué hacer ahora que está deshabitado. Cargo el duelo encima, mi cuerpo está pesado y débil, me cuesta caminar, seguir adelante, mirar hacia arriba... El tiempo se detuvo sólo para mi, me llegó la hora, se acabó. Me observo desde la distancia, como fuera de mi, confundida, a la espera... A dónde voy ahora?

Intentaré ir al comienzo de esta enfermedad o por lo menos aproximarme a la última etapa de esta muerte. Llegué aqui con mi mente limitante, con mi estructura rígida, con resistencia. Y de a poco, pero con relativa rapidez fui cediendo, aflojándome, permitiéndome, conectándome con el sentir y con el bienestar. Al hacer esto, me sorprendió la salida de sentimientos como la rabia, los celos, el miedo, la inseguridad, las carencias...también del ego. Dentro de todo lo desagradable que puede ser ver lo que no me gusta de mi, entiendo que parte del proceso de conocerme mejor es mirar y aceptar esas sombras que salen a la luz. Qué importante es no sentirme avergonzada de mi oscuridad, sino reconocerla e incluso amarla! Celebro que salga lo oculto y asi poder acercarme a mi verdad.

Vale la pena mencionar que terminó gustándome mi amigo, lo que nunca pensé que podía pasar. Ya veo que la mente no sabe nada, sólo cree que lo sabe todo! A lo mejor sin ella uno sí logra conocerse... Él fue el catalizador que sin saberlo y sin intención alguna de hacerlo, disparó esta explosión interior. La tristeza y el dolor me llevaron de la mano hasta el borde del precipicio y me dieron un empujón. Así fue como caí en las profundidades de mi ser. Sentí mucha ansiedad durante la caída y terminé aterrada pensando que enloquecería. Fui testigo de una reacción química poderosa ocurriendo y moviéndose por todo mi cuerpo. Cual volcán que había estado dormido y de pronto despierta en erupción, me movilicé desde mi centro más íntimo y con temblores, escalofríos y llanto fui sacando el fuego a través de mi corazón. Lo peor ya pasó, menos mal, pero aún siento que mi pecho tiembla como cachorrito recién nacido y todavía no encuentro manera de calmarlo.

Al mismo tiempo que empiezo a despedirme de esta ciudad, me despido de esa parte de mi que ha sido aniquilada y que dejo atrás. Sospecho que todo esto es para mi crecimiento, expansión, evolución espiritual y preparación para un nuevo camino de mayor luminosidad. Creo que ahora puedo responder a mi propia pregunta, diciendo que no hace falta saber a dónde voy ni preguntar por el camino, sólo tengo que entregarme a él con plena confianza.

Aqui unas palabras de Rumi que recién encontré, por aquello de la sincronía...

La muerte pone fin a la angustia de la vida.
Y, sin embargo, la vida tiembla ante la muerte...
Así tiembla un corazón ante el amor,
como si sintiera la amenaza de su fin.
Porque allí donde despierta el amor,
muere el Yo, el oscuro déspota.

2 comentarios:

  1. No puedo mas que asombrarme y maravillarme ante esta "on-going" metamorfosis. La profundidad que se hace presente en este post es clara muestra de hasta donde has llegado en este proceso de descubrirte, de deslastrarte, de enfrentar tus miedos (Sisiutl, the fearsome monster of the sea) y finalmente de amarte.
    Cierro también con una cita del libro de Ann Cameron "Daughters of Copper Woman":
    "Sisiutl spends eternity in search of Truth. In search of those who know Truth. When he sees his own face, his own other face, when he looks into his own eyes, he has found Truth."

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  2. Perfectas palabras Dulce...
    Te amo Ani!!!

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